Dialogando-a-Schoenstatt es un espacio de encuentro y diálogo libre, orientado a la reflexión, el debate y la acción en torno a los desafíos que plantean los signos de los tiempos de nuestra época… desde la perspectiva y la lógica Evangélica.

Nos mueve la evidencia de la abierta contradicción del mensaje Evangélico con los paradigmas de la sociedad que hemos construido en nuestro país y en Latinoamérica.

Nos conmueve la realidad los míseros y la creciente exclusión multidimensional de los humildes, a que nos hemos llegado a acostumbrar y adaptar con no poca indolencia.

En pleno siglo XXI, nos motiva la esperanza que surge de una nueva Alegría del Evangelio, que empieza a soplar sobre nuestras comunidades.

El adjetivo libre no es cualquier palabra en este blog.  Refleja una particular aspiración de un lugar de expresión libre, que solo reconoce como frontera el respeto por el prójimo y la dignidad del otro. La libertad es libre.

¿Quienes somos?

Somos un grupo de laicos con visiones diversas, preocupados de crear nuevas posibilidades y realidades consecuentes con el amor evangélico. En general, somos hijos de Bellavista y herederos de la espiritualidad de Schoenstatt, pero Dialogando-a-Schoenstatt es una invitación abierta a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Nos hemos propuesto abrir un espacio de diálogo con los acontecimientos y desafíos de nuestro tiempo. Al asumir tales desafíos, en la reflexión crítica del mundo tal como es y tal como evoluciona, en el escuchar las razones de los que piensan y sienten distinto, en la tolerancia autentica y efectiva de los “otros” y sus circunstancias… encontramos la riqueza común para cimentar un mañana mejor para todos los hijos de esta Patria grande.

Esta invitación al diálogo con el mundo y con la Iglesia, incluye a todos…Todos están invitados al banquete: laicos, consagrados, agnósticos y librepensadores. De cualquier condición social o económica, genero, identidad cultural o étnica, creencia religiosa, moral o ética. Solo basta la voluntad de búsqueda y encuentro de los senderos de fraternidad, que conducen al destino común proclamado por el Cristo de los Evangelios.

Bienvenidos todos.