Nuestra Mayor Inconsecuencia

28.03.2014 10:14

Nuestra Mayor Inconsecuencia

Patricio Young M.  

Publicado en  SCHVivo 12/03/2014

En momentos que estamos en un tiempo de revisión impulsado por la celebración del primer centenario y por los desafíos planteados por el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium, donde expresa su programa para este urgente e importante proceso de renovación de nuestra Iglesia, es preciso hacer también una urgente y profunda revisión de nuestro Movimiento. En ese espíritu y con el tremendo amor que le tengo, por ser parte importante de mi vida por casi 50 años, es que me atrevo a expresar estas ideas.
Schoenstatt es un movimiento de transformación y crecimiento personal, eclesial y social. En base al ideal personal debemos estar siempre revisándonos, dispuestos a cambiar a transformarnos para ser mejores instrumentos de transformación. Sin embargo, esto que hacemos en nuestra vida personal y grupal, lamentablemente no lo hacemos como Movimiento. ¡Esta es nuestra mayor inconsecuencia!

Dejo en claro que es "nuestra" porque me siento participe y responsable también de lo que critico. En efecto, lo que hemos dicho en la práctica es que las personas deben ser sujeto de cambio, crecimiento y transformación, pero el Movimiento NO. Él parece ser es una realidad inmutable y perfecta, que no puede estar sujeta a la revisión y al escrutinio de sus miembros.
Hemos así "petrificado" el Movimiento y para ello generado mecanismos para evitar que alguien merezca hacer alguna observación crítica de nuestra forma de vivir y actuar como familia. Ello nos encerró, nos ensimismó, no éramos capaces de escuchar a tantos que en nuestra Iglesia nos decían que estábamos encapsulados en nuestros Santuarios. En palabras del Papa Francisco nos hemos dedicado a "peinar las ovejas".

El Padre pensó el Movimiento muy ligado a las parroquias para no generar distancia de éste con la vida y la realidad de la Iglesia. Pero en nuestro país no ha sido así, más aún, en algunos lugares incluso hemos competido con ellas. El Papa hoy nos lo reclama ".... movimientos y otras formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu suscita para evangelizar todos los ambientes y sectores. Muchas veces aportan un nuevo fervor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan a la Iglesia. Pero es muy sano que no pierdan el contacto con esa realidad tan rica de la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente en la pastoral orgánica de la Iglesia particular.[29] Esta integración evitará que se queden sólo con una parte del Evangelio y de la Iglesia, o que se conviertan en nómadas sin raíces." (N° 29)

Al parecer en las palabras de nuestro Papa, providencialmente está el reclamo de nuestro Padre a lo que hemos construido. Muchos a lo largo de estos años y con mucho amor a Schoenstatt, nos señalaron que debiéramos enmendar rumbos en muchas direcciones y no fueron escuchados. Más bien se usó el mensaje tan poco fraterno y familiar de "si no te gusta te puedes ir", que en nuestra juventud escuchamos de algunos asesores.

Somos o nos definimos como una Familia, lo que significa que lo que le sucede a unos afecta a todos. Eso es lo propio y natural de una familia, sin embargo en ella han pasado situaciones de gran trascendencia que se han callado, soslayado e incluso ocultado para que el resto de la familia no se entere de sus causas y consecuencias.

Es el caso de quienes nos mostraron que estábamos construyendo un Movimiento elitario, pero no por una radicalidad testimonial y espiritual como lo creía nuestro Padre, sino por la opción por una elite social.

Allí está el Padre Sergio Mena, que debió partir de la comunidad de los padres y fundó "El Oratorio Mariano", hoy con una comunidad sacerdotal presente en varios países de América Latina. También partieron las hermanas Verónica Morandé y María Elena Herrera que salieron de las Hermanas Marianas para formar el Instituto "María en el Camino". Ambas fundaciones se han asociado a un mundo más popular y se consideran ellas mismas inspiradas en el pensamiento del Padre Kentenich, pero lamentable e incomprensiblemente fuera de nuestra familia a pesar de su voluntad de ser parte de ella. Sin embargo de esta experiencia el movimiento no aprendió, ha seguido por el mismo camino.

Ni siquiera se aprendió de que el camino señalado por ellos era mucho más fiel no solo al evangelio, sino con la realidad de nuestro Padre que vivió en un Hospicio porque su madre no podía mantenerlo. Reitero lo que he señalado en otros escritos. Nuestro Padre no podría haber entrado al 90% de nuestros Colegios. La mayoría son particulares unos pocos subvencionados y solo 1 gratuito, al único que podría haber asistido.

Esta inconsecuencia de alimentar y educar en la crítica personal para el crecimiento y la santificación, pero negarse totalmente a aceptar esta crítica en la vida del Movimiento, tiene un corolario mayor.
En efecto, si hubiésemos sido más consecuente con nuestro Padre, no podríamos haber construido este movimiento "Petreo". El Padre por naturaleza era una persona crítica, cuestionadora, incisivo, rebelde. El buscaba aliados que fueran capaces de cuestionar de tener pensamiento propio, sin embargo construimos un Movimiento donde el Padre lo decía todo y no se podía cuestionar nada.

No cabe duda su rol paternal su carácter profético, su extraordinaria claridad de ideas, su consecuencia y su santidad, pero otra cosa muy distinta es señalar que su pensamiento es incuestionable y el Movimiento inmutable. Es cierto, es una obra divina a través de la acción de nuestra Mater, pero los instrumentos, las causas segundas son humanas y por lo tanto imperfectas. Sin embargo no aceptamos que alguien de la familia pueda mostrar dudas o diferencias con algún pensamiento el fundador, aun cuando no sea en sus fundamentos.

No cabe la menor duda que eso no era lo que él quería para la familia porque en definitiva es ir contra su propia naturaleza. Por nada estuvo en cuestión su ordenación, por nada estuvo 15 años en el exilio.

Esta falta de crítica terminó "licuando" el pensamiento de nuestro Padre. Es así como se mostraba lo que el Padre pensaba tanto en cuanto favorecía una mirada unilateral del Movimiento que acentuaba en la formación del hombre nuevo, pero que olvidó por mucho tiempo que esa transformación era para construir la nueva comunidad, eclesial y social.

Solo hace unos años hemos conocido la visión social del Padre expresada en su modelo de sociedad; "El Solidarismo". La gran duda es por qué se guardó por tantos años. ¿Porque lo podrían tildar de comunista? ¿Porque podría espantar a la elite social que se incorporaba?

Hasta hoy me resulta inexplicable.

Lo duro es que en definitiva, la renovación de la Iglesia partió con el Papa Francisco y nosotros aún seguimos sin reaccionar, sin entrar en una profunda y radical revisión. Ya no seremos esa vanguardia que vendría a impulsar la renovación de nuestra Iglesia. Serán otros los que llevan la delantera. Ahora debemos cuidar de no pasar a la historia como un movimiento más de nuestra Iglesia que no tuvo mayor trascendencia no por nuestro Padre, sino por nuestra Inconsecuencia.

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Tema: Nuestra Mayor Inconsecuencia

Fecha: 28.08.2016

Autor: Nn

Asunto: Colegio Monte Tabor

Elitista los Sacerdotes se han ido retirando dejando al Colegio sin la formacion Sacerdotal ofrecida.
Sin duda. El padre fundador No habria sido de esra elite

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