Acta

24.11.2013 12:41

 

 I. Encuentro Social de Octubre

El año de los Símbolos

 

    El Sábado 26 de Octubre de 2013, un pequeño grupo de laicos militantes, peregrinos y cercanos a Schoenstatt se reunieron en Bellavista para dialogar y debatir acerca de los “signos de los tiempos” en la Historia que estamos viviendo y que nos toca experimentar vitalmente. La motivación de este encuentro no era radicalmente nueva ni aislada de otras iniciativas similares. Por el contrario, de forma natural este Encuentro podría entenderse como una prolongación de los coloquios y jornadas sociales que se han venido organizando en el último bienio, y que este año por razones prácticas no pudieron realizarse.

    El Encuentro fue organizado muy rápidamente y las invitaciones salieron a última hora. Ello por cierto, imposibilitó una mayor participación de hermanos y hermanas que seguramente hubiesen querido concurrir, y al respecto se recibieron varias disculpas y saludos afectuosos de ánimo y apoyo. También hubo que enfrentar inexplicables dificultades exógenas que más vale olvidar.

    Como sea, los 11 participantes se reunieron en torno a una mesa, en una pequeñísima sala de la Casa de Peregrinos, bajo la complaciente mirada de la virgen de Guadalupe. No había espacio para nadie más. Tanto, que si Judas hubiese llegado al encuentro, no habría podido sentarse a la mesa (jua!)

    El encuentro tuvo un formato muy simple, procurando dar el mayor espacio posible a las expresiones espontaneas y sin restricciones para los participantes, donde se pudieran manifestar con total franqueza y libertad las inquietudes, dolores y esperanzas de cada uno, de cara a los tiempos que corren y a los desafíos que enfrentamos. La “libertad es libre” fue el lema. Y los resultados fueron sorprendentes en profundidad, diversidad y convergencia de las participaciones. Solicitados para calificar el encuentro, todas las evaluaciones de los participantes fueron de notas 6 y 7. No es poco.

    El Evento partió con una breve Introducción que explicó los motivos y motivaciones del Encuentro, con especial énfasis en las lecciones de la historia y los gritos de Dios en nuestra historia nacional, en un año cargado de símbolos para Chile. Luego vinieron tres breves exposiciones orientados a dar testimonio de los signos de los tiempos: una ventana al drama de un profesor de un colegio de excluidos; una visión del significado de la irrupción y las interpelaciones  de Francisco a la Iglesia; y finalmente, una corta reflexión conceptual acerca de la relación de Schoenstatt y la sociedad, en el marco del acervo cultural de Occidente post-Ilustración.

    Antes, durante y después de cada tema hubo comentarios, aportes, cuestionamientos, debate. Finalmente el tiempo disponible permitió todavía una discusión libre acerca de los temas más directos, de solicitudes más urgentes de espacios para escuchar y aportar, y de un manifiesto de compromisos voluntarios ofrecidos sobre todo con mucha esperanza.

 

1.     Introducción

Henry Malbrán

    El año 2013 marca un hito repleto de símbolos para nuestra historia nacional, para nuestra historia latinoamericana y para la Iglesia. A 40 años del Golpe Militar se produjo una verdadera catarsis en la conciencia comunitaria de Chile, motivado por nuevas revelaciones horrendas y una suerte de mayor madurez colectiva que nos permitió empezar a mirar sin miedo y sin excusas, nuestro protagonismo en esa terrible historia pasada. Al mismo tiempo, nos permitió cuestionar nuestro protagonismo en la elaboración el Chile actual (con sus logros, contradicciones y exclusiones) y en el Chile del futuro que se construye hoy.

    Todo ello permeado por la elección de un Papa Francisco que puede iniciar el cambio más profundo que haya experimentado nunca la Iglesia desde los tiempos de Constantino. Así de copernicana puede ser el significado de este nuevo Papa, justo cuando se cumplen 50 años del Vaticano II (con sus esperanzas retenidas) y los 60 años de la pascua del Padre Hurtado, el santo de los marginales. Finalmente, este año también se inicia la cuenta regresiva del centenario de la Fundación de Schoenstatt.

    Frente a toda esta explosión de acontecimientos históricos ¿Cuál es nuestra lectura de las lecciones de la historia y del griterío de Dios en esa historia nuestra? ¿Cuál es nuestra respuesta a las interpelaciones de Francisco? ¿Cuál es el Chile que verá la luz de mañana? ¿Qué tiene que ver el Cristo de los Evangelios en lo que construimos como nación? (Ver PPoint Adjunto).

 

2.     Las Voces de Dios en el tiempo: La elección del Papa Francisco

(por inspiración del Espíritu Santo)

Juan Luis Vacher

“El Señor es bondadoso y compasivo,

Lento a la ira y rico en misericordia,

El Señor es bueno con todos

Y tiene compasión de todas sus criaturas…

… el Señor sostiene a los que caen

Y endereza a los que están encorvados”

                                                                        Salmo 144

    El Concilio Ecuménicos Vaticano II (1962-1965) puso de manifiesto la necesidad urgente de auscultar, a la luz del Evangelio, las voces de Dios en cada acontecimiento de la historia. Como un inspirado adelantado, el Padre José Kentenich (1914-1968), fundador de la Familia de Schoenstatt, se anticipó a esta necesidad, hablando varios decenios antes de la permanente necesidad de interpretar las voces de Dios en el Tiempo.

    Algunas veces estas voces de Dios se han manifestado como suave brisa  como aquella del profeta Elías, otras veces se han manifestado como viento impetuoso como aquella mañana de Pentecostés. Una tenue pero clara brisa fue la irrupción de Francisco de Asís en la Italia medieval del S-XIII cuando la Iglesia languidecía bajo el peso abrumador de los oropeles y los tesoros que corroe el óxido y la polilla.

    Viento renovador fue el paso de Juan XXIII (1958-1963) en la Iglesia de la segunda mitad del siglo veinte con la convocatoria al Concilio Ecuménico para abrir ampliamente las ventanas y las puertas de la Iglesia, para que entrara el viento renovador y purificador y hacer el llamado urgente a volver a las fuentes, las claras y puras fuentes de Jesucristo y su Evangelio, cuando la Iglesia se debatía entre la fuga mundi y la irrupción renovadora de la Iglesia en el mundo.

    “Tenemos que encontrar un nuevo equilibrio, porque de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio. La propuesta evangélica debe ser más sencilla, más profunda e irradiante”. (Papa Francisco)

    Viento impetuoso pero breve, fue el paso sonriente y profundo de Juan Pablo I el año 1978, cuando hubo tres Papas entre Agosto y Octubre. El papa Albino Luciani alcanzó a esbozar los proyectos y planes de un pontificado que duraría 33 días, y su abrupta muerte dejó en el aire la imperiosa necesidad de reformar la Curia Romana, “senado” colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia, cuya finalidad y consejo se había ido desdibujando al paso de los siglos.

    “Los discaterios romanos están al servicio del Papa y de los Obispos, tienen que ayudar a las Iglesias particulares y a las Conferencias Episcopales. Son instancias de ayuda. Pero en algunos casos, cuando no son bien entendidos, corren el peligro de convertirse en organismos de censura”. (Papa Francisco)

    Voz de Dios, fuerte, clara y poderosa ha sido la elección de Francisco, el Papa Bergoglio (sucesor del renunciado Benedicto XVI) que desde la Argentina de los Buenos Aires ha sido puesto por Dios a la cabeza de la Iglesia cuando los borrascosos vientos de tempestad la han zarandeado, escándalo tras escándalo.

    Un Papa que se ha puesto a la tarea de reflotar el espíritu renovador del Concilio Vaticano II a 50 años de su inauguración, cuando la globalización de las comunicaciones, de la economía, de la cultura, etc., parecieran querer uniformar al mundo tras el modelo de un “capitalismo salvaje” que no mira realidades humanas, preocupado solo de las metas macroeconómicas que deben ser fríamente alcanzadas a como dé lugar. Al punto que cuando hay bonanzas, los beneficios no alcanzan a llegar a las mayorías de pobres y hambrientos del mundo; y cuando hay recesiones quienes tienen que apretarse el cinturón son los eternos aspirantes postergados de dichos beneficios y bondades de una mal llamada “economía ¿social? de mercado.”

    “Y ahora, comencemos este camino: Obispo y Pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya un gran fraternidad”. (Papa Francisco en la inauguración de sus Papado).

    “Dios es más grande que el pecado. Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera reforma debe ser la de las actitudes.” (Papa Francisco, citado en la Revista Mensaje de Octubre de 2013)

    “Nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama dhumana”e relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad.” (Papa Francisco, ref. citada)

    “Tenemos que hacerle espacio al Señor, no a nuestras certezas, hemos de ser humildes. En todo discernimiento verdadero, abierto a la conformación de la consolación espiritual, está presente la incertidumbre.” (Papa Francisco, ref. citada).

    “El riesgo que existe en el buscar y hallar a Dios en todas las cosas, son los deseos de ser demasiado explícito, de decir con certeza humana y con arrogancia “Dios está aquí”. Así solo encontraríamos un Dios a medida nuestra. La actitud correcta es la agustiniana (San Agustín): buscar a Dios para hallarlo, y hallarlo para buscarle siempre.” (Papa Francisco, ref. citada).

    “Soy de la opinión de que se necesita tiempo para poner las bases del cambio verdadero y eficaz. Se trata del tiempo de discernimiento.” (Papa Francisco, ref. citada)

    “Las lamentaciones jamás nos ayudan a encontrar a Dios. Las lamentaciones que se oyen hoy sobre cómo va este mundo “bárbaro”, acaban generando en la Iglesia deseos de orden, entendido como pura conservación, como defensa. NO: hay que encontrar a Dios en nuestro Hoy.” (Papa Francisco, ref. citada)

    “Zaqueo, baja pronto porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría… Y Jesús le dijo: Hoy ha llegado la salvación a esta casa…, porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar los que estaba perdido. (Lc 19, 1-10)

    En Fidelidad de Alianza, JLV

 

3.     Guatón Mentiroso

Rafael Ojeda O.

“Yo he llorado con pena y dolor, sólo dos veces en mi vida: Cuando se suicidó nuestro hermano R.S… y cuando mataron al presidente del curso del que yo era profesor jefe”. (Rafael Ojeda)

    ¡Guatón mentiroso! Este fue el calificativo usado por un hermano de Schoenstatt y comprometido militante de un partido de la concertación, cuando le contaba lo que sucedía a diario en el colegio municipalizado donde trabajo hace ya más de 20 años. No podía comprender como era posible que los miles de millones de dólares invertidos en los últimos años en la educación pública, tuvieran el resultado dramático que le relataba, y que la Revolución de los Pingüinos y los posteriores movimientos estudiantiles dejaron al desnudo.

    Debe ser doloroso para el cuerpo de generales constatar las derrotas en batallas y guerras, pero para el soldado que la vive en la primera trinchera del frente, la derrota se siente con un dramatismo más cruento con características atroces y perversas.

    Es cierto, se ha invertido mucho dinero. Lo que los políticos y tecnócratas no saben, es que ese dinero me llegó transformado en un velador -sí, un velador- para instalarlo en la sala de clases. De no cambiar el rumbo de este drama, solo me queda esperar que pronto me llegue la cómoda y la mesa de centro. Los plumones para la pizarra blanca aún tengo que comprarlos yo, ya que los que me proporcionan desde la unidad técnica pedagógica no son los suficientes que necesito. Es verdad también que mis jefes me proporcionaron un notebook y un data, el notebook no lo uso ya que prefiero usar el mío que es más rápido. Y así podría relatarles otras “mentiras”.

    Mario Waissbluth en su libro “CAMBIO DE RUMBO”, en las páginas 79, 80 y 81 usa las palabras: maléfica –perversidad– inmoralidad, para referirse a ciertas situaciones que se están produciendo en el modelo educativo diseñado en los tiempos de dictadura y asumido por la concertación y el actual gobierno de derecha. Waissbluth se queda corto. La estratificación social que ha generado el ”modelo” se da absolutamente depurada en la educación, ya que aún es posible que ricos, pobres y los del medio vivamos juntos en Ñuñoa, Peñalolén, Puente Alto y La Pintana. En los colegios esto ya no es posible.

    Otra mentirita para ir terminando. No tienen idea las horas de tiempo que ocupo en mi trabajo para dedicarme a cosas muy nobles, pero que me distraen de lo que como profesional estimo como prioridades. Hubo un tiempo en que los del consultorio del barrio en complicidad con los jefes de la Corporación Municipal me dejaron como responsabilidad el papanicolao de mis apoderadas; me fue bien, un alto porcentaje de ellas se lo hizo gracias a mi alto poder persuasivo. Hace pocos días atrás, estuve ocupado en asuntos relacionados con el club Audax Italiano, ya que al igual que Carabineros de Chile,  la Policía de Investigaciones, el consultorio, el alcalde con su maratón y bicicletada, y cuanta ONG se puedan imaginar, considera al profesorado como su mejor aliado. Además de todo esto tengo que hacer clases.

    ¡Qué guatón más mentiroso¡

 

4.      Notas sobre las relaciones entre Schoenstatt y la sociedad

Hernán Medina R.

    El trasfondo en que aparece Schoenstatt en la Europa de principios del siglo XX descubre  en el plano de las ideas el predominio de los motivos de la modernidad. La obra de Kant abogando por el “fin de la minoría de edad” y el llamado a la fundación de la autonomía del ser humano en la razón, ubican el ideario de la ilustración como una propuesta con fines universales. Con un sentido trágico y de desconfianza en la razón, acentuando la centralidad del ser humano, Nietzsche apela a la realización absoluta del hombre a partir de una voluntad de poder que aparecía conculcada como causa principal por la moral cristiana; palpita en lo profundo de su filosofía un afán libertario que reniega de la condición de “esclavos” de una fe que subordina y pospone los que para el autor vendrían a ser su verdadera vocación, su autorrealización, en otros términos, desde lo sensible, la manifestación de su deseabilidad.

    Desde la industrialización, la transformación material de las condiciones de vida, sumado a la consolidación de un orden planetario activado por el comercio internacional, redefinen las relaciones entre las personas, las clases sociales y también entre las naciones. Necesariamente los nuevos ejes de organización de la vida restan centralidad a la iglesia. Relegada a la nostalgia de la cristiandad o penetrada por aires modernistas, conmovida institucionalmente, la tensión entre escindirse del mundo o auscultar las nuevas claves que apuntan al futuro, define los afanes primordiales, entre otros, también los del Padre Kentenich.

    Del acervo conceptual del Padre, además de su carga vivencial, las categorías tiempo y movimiento, sin que necesariamente debamos ir al detalle de los hechos históricos, hacen posible comprender el calado de su apuesta fundacional. La pregunta acerca de cuáles son las fuerzas que actúan en su época adquieren sintonía gestacional en un movimiento que arraigado en la Providencia busca ser respuesta a las voces de los tiempos. La marcha incontenible de fvla razón instrumental descentrada del humanismo y olvidada de Dios, traza el horizonte temporal del trabajo del Padre. La singularidad de su proyecto, desde la profundidad de una fe bíblica y una certera antropología mariana busca dinamizar en congruencia con el plan de Dios una renovada propuesta de Iglesia para la sociedad y la cultura de su tiempo y con sentido profético para los nuevos tiempos. El protagonismo en el plan de Dios a partir de la fe práctica; el descubrimiento de la identidad de hijo de la Providencia revelada en el ideal personal; la implicancia de los vínculos en el restablecimiento del plan de Dios; el ejercicio de la paternidad como reflejo de la autoridad de Dios para los hombres; y la cruzada por el pensar, vivir y amar orgánico, todas selladas por la Alianza de amor en el santuario, descubren la riqueza de la provocación del Padre. Se trata de recuperar el mundo de Dios para los hombres y desde la libertad de los hijos consagrar el mundo al Señor. La filiación, la fuerza de la comunidad y el sentido de conquista conforman desde la experiencia una oferta de raíz evangélica  para la renovación de la Iglesia y con ella del mundo. Schoenstatt,  concebido como movimiento es la síntesis profética de la genialidad del Padre, una herramienta efectiva para “incidir poderosamente en los destinos de Occidente”.

    Es necesaria nuevamente una mirada de los signos de los tiempos, las ciencias sociales al efecto constituyen una lectura que entrega señales más allá de las meras estadísticas. Los cientistas sociales hablan de la existencia de un “sistema mundo” asimilable a la globalización y a la red de conexiones virtuales donde proliferan y densifican los mensajes, hablan de un descentramiento de la lógica de construcción del mundo, que pasa desde el trabajo a la comunicación; declaran que las sociedades de hoy en día corresponden a sociedades de riesgo, donde la interdependencia  de los flujos del dinero y la presencia de la variable medio ambiental incrementa las incertidumbres y multiplica los efectos de decisiones a nivel planetario para bien y o para mal; por otra parte la producción del conocimiento y la ausencia de una efectiva democratización del conocimiento acrecientan  los términos de la dominación, reduciendo a las mayorías a la subordinación y la dependencia; complementariamente la centralidad del poder de la metrópoli y la afluencia de las multitudes descubren la precariedad de las formas de convivencia en un escenario donde priman la desafección, el nihilismo y la violencia. Se estaría en un época donde los sistemas conducen  y relegan el mundo de la vida (la lógica de la rentabilidad prevalece sobre la lógica de la vida, de la cotidianidad, de la naturalidad de los vínculos), un tiempo discontinuado, donde la sensibilidad post moderna descompone la vigencia de las instituciones y relega las tradiciones al recuerdo. La fragmentación de la memoria y con ello la difícil constitución de las identidades colectivas y grupales ante una explosión de las diversidades de distinto género, retrotraen a la subjetividad de los sujetos a la tarea de encontrar una representación coherente de sí misma. Lo que sociólogos denominan individuación da cuenta del difícil proceso de afirmación de la identidad en un  medio de fragilidad de vínculos.

    En una sociedad más mediática donde el espectáculo copa la escena y vuelve a las mayorías espectadores, las formas religiosas fijadas a la institucionalidad pierden adhesión sin que ello signifique la disolución del sentido religioso. El Padre se suma en esto al pronóstico de Rahner, la diáspora la disgregación constituye una tendencia de los tiempos que se viven, la apertura de las amplias naves de la iglesia como anhelo del Padre, pasa por cierto por una realidad en que pocos cristianos alcanzan a ser de verdad cristianos. Desde Schoenstatt un “ejército en orden de batalla” capaz de animar las fuerzas vivas de la Iglesia, de activar las fuerzas apostólicas constituye parte sustantiva de la misión.

    En los que atañe a la esfera de lo social, los reduccionismos, aquellas opciones que acentúan de manera unilateral una concepción, un principio ordenador de la vida, sin duda afectan la riqueza del Evangelio, nos corresponde en este sentido permanecer vigilantes y asumir la audacia de develar aquello que actúa como ideología. En este plano la lucha por la justicia llevó a muchos cristianos en los años 70 a trasmutar los valores del Evangelio por la dialéctica del conflicto. Desde los 80 y hasta hoy, la mano invisible como mecanismo auto regulador, principio axial del liberalismo en la economía se yergue en nuestros tiempos en una ley inmutable que no pocos católicos suscriben como la clave para abrir los espacios, entre otras de la superación de la pobreza; una incorrecta interpretación de la parábola de los talentos vendría a ratificar las desigualdades de origen y naturalizar de algún modo la desigualdad. No es efectivo que la esperanza de los pobres pueda ser un camino de virtud, ni es plenamente efectivo que la filantropía sea el camino para compensar el déficit que produce un inequitativo acceso a los bienes. La adhesión al principio cristiano sobre la relación con los bienes (los que son dados más que para el usufructo, para la administración) implica el heroísmo de la práctica fraterna de la solidaridad, así también, si se trata de aportar al mundo querido por Dios, la confianza evangélica en la bondad del Señor se muestra como el mejor antídoto para frenar la ambición por la riqueza y hace posible reconocer en el otro, no como la prolongación de rentable de una inversión, sino con quién es posible compartir los frutos de un esfuerzo colectivo.

    Desde aquí se abre un horizonte – sobre todo para los laicos – para redescubrir el sentido de los vínculos, para penetrar sin vacilaciones hasta las periferias existenciales, para sellar desde la cruz la nueva ciudad de la Alianza.

 

5.     Algunas Conclusiones Notables del Debate

·       Los desafíos sociales, económicos, políticos, culturales, morales y éticos que enfrenta nuestro país y nuestra Latinoamérica marcan la necesidad de un discurso y una estrategia propiamente laica. Es la hora de los laicos, de sus propuestas, de sus errores y de sus logros.

·       Pero este desafío en primer lugar cultural y ético, está fuertemente teñido ahora por la elección y las interpelaciones de Francisco. Su mensaje apunta a una  reinterpretación radical de la forma de entender el mundo y el compromiso de los cristianos con ese mundo. Volver a al Cristo de los Evangelios. Volver a lo esencial de la fe. Un Iglesia pobre y para los pobres.

·       Como laicos, enfrentamos cada día los signos y las consecuencias de una avasallante cultura del lucro que tiene como mecánica y obvia consecuencia, el desarrollo de una sociedad de exclusiones, en todos los campos de nuestra convivencia nacional. Chile se está constituyendo en una nación de guetos y ello no puede ser ignorado, aunque a veces parece que así quisiéramos hacerlo.

·       Como laicos vemos con preocupación que no tenemos una reflexión, un discurso, una praxis coherente con la envergadura de estos desafíos y una respuesta realista para aportar a la superación de los dramas que se incuban en Chile. Nos preocupa incluso, que no nos preocupe la sociedad de la exclusión y que no pocas veces contribuimos a reproducirla, sin cuestionarla.

·       A veces pareciera que nuestra espiritualidad no tiene nada que decir a los pobres y a los excluidos de Chile y de Latinoamérica, como si viviéramos en otro universo.

·       Este es quizás el sentido más importante de este Encuentro. En el fondo, es un llamado a participar en un esfuerzo común por elaborar la reflexión y la praxis de una nueva respuesta al desafío de construir un Chile justo, libre y solidario. ¿No es eso lo que enseña el Evangelio?

·       Los laicos buscan y necesitan más espacios y menos restricciones para aportar en este sentido. (ver las palabras de Juan Esteban en anexo). Incluso la posibilidad de equivocarse es legítima en este sentido. El miedo es paralizante y es el peor consejero.

Chile y Latinoamérica necesitan una nueva respuesta.

Bellavista, Octubre de 2013

 

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